

Soy Jordi Muntané Jordán
Diseñador de Alta Costura
A finales del siglo pasado, con una mochila a la espalda y el alma abierta, comencé un viaje por el mundo que cambiaría para siempre mi forma de ver la belleza. Fue en los paisajes remotos, en la calidez de culturas ancestrales y en los gestos cotidianos donde descubrí que lo sublime habita en los pequeños detalles. Allí aprendí a mirar con otros ojos, a encontrar poesía en lo inesperado.
En paralelo, mi fascinación por los materiales me llevó a estudiar los compuestos más avanzados, con la intención —en aquel entonces— de construir trineos para cruzar Groenlandia. Fue así como conocí la fibra de carbono, un material de apariencia fría pero alma poderosa: más resistente que el acero, más ligero que el aluminio. Lo utilicé en piezas industriales, pero sentía que aún no había revelado su verdadero potencial.
El arte me llamó. Quise transformar esa materia noble en algo más íntimo, más humano. Comencé a modelar a mano, una y otra vez, hasta lograr mi primera escultura en fibra de carbono. Era como si una parte de mi espíritu hubiese quedado atrapada en ella. Entonces lo comprendí: ese era el camino. Y fue en ese trayecto cuando descubrí la laca Urushi, la más refinada del mundo, usada durante siglos en Japón. Me cautivó su profundidad, su nobleza, su acabado perfecto. Al combinarla con el carbono, ocurrió algo mágico: tradición milenaria y tecnología puntera se abrazaban en una simbiosis perfecta.
Así nació Jomunjo: de la fusión entre arte, innovación, materia y alma.
Cada pieza que creo —ya sea una escultura, una joya, una prenda o un interior tapizado— encierra un viaje, una historia, un homenaje a esa belleza que transforma lo cotidiano en extraordinario.
Porque para mí, el lujo no es ostentación. Es autenticidad, alma, precisión.
Y ese es mi propósito: compartir esa belleza con quienes, como yo, buscan lo distinto, lo eterno, lo esencial.

Soy Jordi Muntané Jordán
Diseñador de Alta Costura
A finales del siglo pasado, con una mochila a la espalda y el alma abierta, comencé un viaje por el mundo que cambiaría para siempre mi forma de ver la belleza. Fue en los paisajes remotos, en la calidez de culturas ancestrales y en los gestos cotidianos donde descubrí que lo sublime habita en los pequeños detalles. Allí aprendí a mirar con otros ojos, a encontrar poesía en lo inesperado.
En paralelo, mi fascinación por los materiales me llevó a estudiar los compuestos más avanzados, con la intención —en aquel entonces— de construir trineos para cruzar Groenlandia. Fue así como conocí la fibra de carbono, un material de apariencia fría pero alma poderosa: más resistente que el acero, más ligero que el aluminio. Lo utilicé en piezas industriales, pero sentía que aún no había revelado su verdadero potencial.

El arte me llamó. Quise transformar esa materia noble en algo más íntimo, más humano. Comencé a modelar a mano, una y otra vez, hasta lograr mi primera escultura en fibra de carbono. Era como si una parte de mi espíritu hubiese quedado atrapada en ella. Entonces lo comprendí: ese era el camino. Y fue en ese trayecto cuando descubrí la laca Urushi, la más refinada del mundo, usada durante siglos en Japón. Me cautivó su profundidad, su nobleza, su acabado perfecto. Al combinarla con el carbono, ocurrió algo mágico: tradición milenaria y tecnología puntera se abrazaban en una simbiosis perfecta.
Así nació Jomunjo: de la fusión entre arte, innovación, materia y alma.
Cada pieza que creo —ya sea una escultura, una joya, una prenda o un interior tapizado— encierra un viaje, una historia, un homenaje a esa belleza que transforma lo cotidiano en extraordinario.
Porque para mí, el lujo no es ostentación. Es autenticidad, alma, precisión.
Y ese es mi propósito: compartir esa belleza con quienes, como yo, buscan lo distinto, lo eterno, lo esencial.
«La materia tiene alma si quien la moldea cree en la belleza que aún no existe»



